Lo que realmente respiramos

Las emisiones filtradas de los coches se vuelven tóxicas tras la exposición a la luz solar

02.06.2025

Un nuevo estudio internacional dirigido por el Helmholtz de Múnich y la Universidad de Rostock revela que las emisiones de los automóviles modernos de gasolina -a pesar de cumplir las normas europeas de emisiones EURO 6d, las más estrictas actualmente- pueden volverse significativamente más nocivas tras ser liberadas a la atmósfera. Los resultados, publicados en Science Advances, cuestionan la suposición de que los gases de escape filtrados de los vehículos que cumplen la norma EURO 6d son intrínsecamente seguros.

Dr. Hendryk Czech, University of Rostock

Los gases de escape de los automóviles se convierten en partículas secundarias en la atmósfera mediante radicales hidroxilo y ozono procedentes de la fotoquímica.

La luz solar provoca cambios tóxicos en los gases de escape de los coches

La investigación se centró en un vehículo de gasolina equipado con un filtro de partículas de gasolina (GPF), diseñado para reducir drásticamente las emisiones de partículas primarias. Los gases de escape recién emitidos no mostraron efectos citotóxicos detectables en las células pulmonares humanas. Sin embargo, una vez que los gases de escape sufrían un "envejecimiento fotoquímico" -un proceso de transformación natural impulsado por la luz solar y los oxidantes atmosféricos- se volvían sustancialmente más tóxicos.

Las emisiones envejecidas causaron notables daños en el ADN y estrés oxidativo tanto en las células alveolares cancerosas como en las células epiteliales bronquiales normales. Esta toxicidad no sólo estaba asociada a las partículas recién formadas, conocidas como aerosoles orgánicos e inorgánicos secundarios (SOA y SIA), sino también a los compuestos volátiles oxigenados, como los carbonilos, generados durante su permanencia en la atmósfera.

Las normas de emisión basadas en laboratorios pasan por alto la transformación atmosférica

Según la Dra. Mathilde Delaval, primera autora del estudio e investigadora del Helmholtz de Múnich, estos resultados apuntan a una carencia crítica en las actuales pruebas y normativas sobre emisiones de vehículos. Aunque las normas EURO 6d garantizan unas emisiones bajas en el tubo de escape, no tienen en cuenta las transformaciones químicas que sufren esas emisiones una vez liberadas al medio ambiente. "Nuestro estudio demuestra que estamos pasando por alto gran parte de la cuestión al no tener en cuenta cómo cambian los gases de escape -y se vuelven más nocivos- una vez que salen del coche", afirma.

Los resultados tienen importantes implicaciones para el establecimiento y el control de las normas de calidad del aire. La normativa actual se centra sobre todo en las emisiones medidas directamente tras la combustión, sin tener en cuenta cómo interactúan con la luz solar y las sustancias químicas atmosféricas para formar nuevos contaminantes más nocivos. "Hay una clara desconexión entre la forma en que probamos las emisiones de los vehículos en el laboratorio y cómo se comportan esas emisiones en el mundo real", afirma el coautor, el Dr. Hendryk Czech, del Helmholtz de Múnich y la Universidad de Rostock. "Si ignoramos lo que ocurre con los gases de escape después de entrar en la atmósfera, corremos el riesgo de subestimar el verdadero impacto sobre la salud de la contaminación atmosférica relacionada con el tráfico".

El envejecimiento atmosférico exige un enfoque actualizado del control de la contaminación

La contaminación atmosférica sigue siendo un importante problema sanitario mundial, responsable del aumento de las tasas de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, cáncer y muerte prematura. El descubrimiento de que las emisiones filtradas procedentes incluso de los automóviles de gasolina más limpios pueden seguir siendo tóxicas una vez en el aire sugiere que las futuras normativas deben evolucionar para abordar tanto los contaminantes primarios como los secundarios.

Este estudio es fruto del trabajo conjunto de un equipo multidisciplinar de biólogos, físicos de aerosoles y químicos que investigan los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud. Dirigido por el profesor Ralf Zimmermann, catedrático de química analítica de la Universidad de Rostock y jefe del Grupo Conjunto de Espectrometría de Masas de Helmholtz Munich y la Universidad de Rostock, el proyecto reunió a investigadores de Alemania, Finlandia, Suiza e Israel. Los principales colaboradores procedían de Helmholtz Múnich, la Universidad de Rostock, la Universidad de Finlandia Oriental, el Centro de Investigación Jülich, el Instituto Weizmann de Ciencias, la Universidad de Basilea y la Universidad del Bundeswehr de Múnich. El trabajo se ha llevado a cabo en el Laboratorio Internacional Helmholtz "aeroHEALTH" y ha contado con el apoyo del proyecto financiado por la UE "ULTRHAS", con experimentos centrales realizados en el centro de investigación ILMARI de Kuopio (Finlandia), dirigido por el profesor Olli Sippula.

Juntos, estos investigadores transmiten un mensaje claro y urgente: ya no basta con regular las emisiones del tubo de escape. Para proteger realmente la salud pública, las normas sobre emisiones también deben tener en cuenta cómo evolucionan -y se vuelven más tóxicos- los gases de escape una vez liberados a la atmósfera.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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